Seguir el dinero o seguir la pasión
Muchos de nosotros crecemos con el sueño del trabajo que queremos cuando seamos mayores y conseguimos llevarlo a cabo, yendo a la universidad y/o realizando la formación pertinente con una carrera específica en mente. Sin embargo, esto no es así para todo el mundo.
Por diversas razones, entre ellas la necesidad de independencia económica, muchos aceptan un trabajo sólo para llegar a fin de mes. Consideran el empleo como un medio para pagar las facturas, mantener a su familia y mantener un determinado estilo de vida. Sin embargo, esto puede llevar a la trampa y al miedo a cambiar el statu quo.
A veces, las personas progresan con un determinado empleador y acaban, por defecto, en lo alto de la estructura organizativa con un gran salario. Sin embargo, este puede ser un trabajo apreciado o uno odiado.
Todo el mundo es diferente, ya que algunos buscan la estabilidad y odian los cambios, mientras que a otros les encanta cambiar de trabajo con frecuencia. Por supuesto, el salario mensual siempre es importante porque el trabajo que hacemos tiene que ajustarse a nuestras necesidades de estilo de vida. Los problemas surgen cuando estamos descontentos con el trabajo que hacemos porque ya no nos satisface ni nos supone un reto. Ir a trabajar se convierte en una tarea y soñamos con que nos paguen por hacer algo que nos gusta.
Los que consiguen el trabajo de sus sueños y además está bien pagado son muy afortunados. Hay mucha gente con carreras bien pagadas pero que no son agradables. Por el contrario, a menudo oímos hablar de los escritores o artistas autónomos que luchan y son esclavos de su pasión por trabajar en algo que realmente aman y que ajustan su estilo de vida en consecuencia. Esto puede significar vivir en un estudio o incluso volver a casa de sus padres para poder llegar a fin de mes.
Desgraciadamente, casi siempre hay una contrapartida entre ser feliz en la propia carrera y ganar más dinero. Puede que no estés haciendo algo que te gusta sólo porque te pagan bien. Puede que estés en una carrera que te gusta pero que no está bien pagada, al menos en las etapas iniciales. La clave es encontrar el equilibrio y discernir qué es más importante para ti: el dinero o la satisfacción laboral.
Por supuesto, es fácil que acabes disfrutando de un trabajo que no esperabas. Puede ser que acabes trabajando con gente estupenda que hace que cada día sea agradable. Otros factores importantes que influyen en la satisfacción laboral, aparte de la naturaleza del trabajo, son las buenas condiciones de trabajo y el hecho de estar empleado por un buen empleador, disfrutando de ventajas como vacaciones pagadas, subsidio por enfermedad y maternidad, horarios flexibles y oportunidades a tiempo completo o parcial. Algunas personas se aferran a un trabajo con el que se sienten poco satisfechos para conservar estas ventajas adicionales.
Cada persona es única y tiene diferentes preferencias, prioridades y niveles de tolerancia en lo que respecta a la satisfacción laboral. Una buena pregunta que debemos hacernos es: cuando nos llegue la hora de dejar este mundo, ¿desearemos haber trabajado más o haber trabajado menos? ¿Seguimos nuestro sueño y asumimos los muchos riesgos que ello conlleva o nos quedamos en un trabajo estable y bien remunerado como medio para alcanzar un fin? Estas son las preguntas difíciles que tenemos que hacernos cuando pensamos en cambiar de trabajo/carrera en cualquier etapa de la vida.
Cambiar completamente de profesión suele ser una decisión mucho más fácil para un veinteañero soltero que para alguien de cuarenta años con una familia que mantener. Dicho esto, no suele haber un momento ideal para hacerlo: todos los riesgos habituales se aplican independientemente de tu situación. Si hay algo que realmente quieres hacer, ¡no hay momento como el presente!